Al parecer, todo comenzó con el rabino Hillel, o con el Rou jia Mo. Sin embargo, el emparedado no se llama Hillel, sino Sandwich. Es triste pensar que el sandwich nos viene nada menos que de un político. Sandwich no es nombre ni apellido. El nombre es John Montagu, el título es cuarto conde de Sandwich.
Este noble inglés vivió durante el siglo XVIII (equisveí-í-í en caso que tengas problemas con los números romanos) y detentó una serie de cargos tales como secretario de estado, lord del almirantazgo, etc, etc. No parece haber sido de lo más eficiente. Se propuso el siguiente epitafio para su tumba:
Jamás alguien que ostentó tantos cargos tuvo tan pocos logros
Esto nos lleva a pensar que era un político como los que nos adornan hoy.
Pero vamos a lo importante. A su ludopatía (según la versión más difundida) o a su dedicación al trabajo (según su biógrafo oficial) que le impedía levantarse de la mesa debido a larguísimas horas de actividad, es que debemos la popularización de las tajaditas de animal entre dos trozos de pan. Si bien hay quien atribuye la invención del Sandwich a Hillel el viejo (contemporáneo de nuestro admirado Herodes el Grande), la popularización en occidente se debe al conde de Sandwich.
El sandwich original, entonces, era carne salada con mantequilla entre dos rebanadas de pan de molde. La carne salada es tapapecho salmuerado y cocinado. Aquí hay un video.
Se supone que los compañeros de nuestro conde comenzaron a pedir “lo de Sandwich” para terminar pidiendo simplemente un sandwich. La primera mención del sandwich es de la década de 1760.
El sandwich pasó de ser comida de francachelas aristocráticas en el siglo XVIII a ser comida más aristocrática a fines del mismo siglo y a principios del XIX. Recordemos por ejemplo los finger sandwiches victorianos. Posteriormente tuvo un crecimiento explosivo en su popularidad como una comida simple y portátil durante la revolución industrial. A principios del siglo equis equis, el sandwich se popularizó hacia el resto del mundo.
Al pensar en los primeros sandwiches, no deberíamos dejar de recordar el sandwich que John Percival Hackworth se come en The Diamond Age, de Neal Stephenson. Transcribimos la cita.
Hackworth took a bite of his sandwich, correctly anticipating that the meat would be gristly and that he would have plenty of time to think about his situation while his molars subdued it. He did have plenty of time, as it turned out; but as frequently happened to him in these situations, he could not bring his mind to bear on the subject at hand. All he could think about was the taste of the sauce. If the manifest of ingredients on the bottle had been legible, it would have read something like this:
Water, blackstrap molasses, imported habanero peppers, salt, garlic, ginger, tomato puree, axle grease, real hickory smoke, snuff, butts of clove cigarettes, Guinness Stout fermentation dregs, uranium mill tailings, muffler cores, monosodium glutamate, nitrates, nitrites, nitrotes and nitrutes, nutrites, natrotes, powdered pork nose hairs, dynamite, activated charcoal, match-heads, used pipe cleaners, tar, nicotine, single-malt whiskey, smoked beef lymph nodes, autumn leaves, red fuming nitric acid, bituminous coal, fallout, printer’s ink, laundry starch, drain cleaner, blue chrysotile asbestos, carrageenan, BHA, BHT, and natural flavorings.”
Que susto.
Y así comenzó todo: en una mesa de juegos (o en la oficina).
Día del Sandwich
Nuestro John Montagu nació un día 3 de noviembre. Es por esto que el día del sandwich se conmemora este mismo día, para honrar el natalicio del (supuesto) inventor, el IV Conde de Sandwich.
Creo que la invención del sandwich es una consecuencia de la invención del pan, por tanto, debe haber muchas invenciones. Y como la estructura del sandwich es bastante generosa, cada preparación es un nuevo momento de invención.
Concuerdo. Salen cosas interesantísimas al combinar hambre y falta de tiempo (o flojera) con despensas discontinuamente abastecidas. Más discurre un hambriento que 100 letrados, y en eso hay creación.