Gracias al post de sanguches conocí la existencia del Imperio.
Mi padre trabaja cerca, por lo que se lo mencioné, y sí: lo conocía. Es un lugar de prestigio entre quienes trabajan en la zona.
Hoy me invitó a almorzar allá, como parte de mi educación.
Caminamos hasta el lugar, en a esquina nororiente de Carmen y Marcoleta.
El local es pequeño, enfatizando el para llevar, si bien también es posible comer ahí.
pedimos –un Barros Luco mi padre y una Mechada Luco-tomate entera yo– y vimos al maestro en acción mientras preparaba nuestros sánguches.
Debido a las dimensiones del lugar optamos por la modalidad para llevar. Tomamos nuestras cajitas de poli-algo expandido y caminamos de vuelta a la oficina de mi padre, a dos cuadras.
El tiempo no fue suficiente para la adquisición por parte de los emparedados de los problemas asociados con la modalidad para llevar, lo que da para otro post.
La mechada buena, de tajadas gruesas sin exceso, jugosa que se te chorrea en la mano pero poco, sin llegar a reblandecer una marraqueta blanda pero no chiclosa. El queso no alcanzó a solidificarse.
El Barros Luco bueno también. Con la cantidad justa de sal.
A ambos nos gustó mucho. Recomendable.
Caminando de vuelta al metro, vi otra sucursal de ellos mismos, con mesitas para sentarse en San Isidro a pocos metros de Alameda.
Habrá que investigarla 🙂
La carne mechada se ve envidiablemente rica :9
Estaba increíble. No se por qué no se comen más sándwiches de mechada en este país.