A primera vista el Palo Santo no pertenece en la cocina. Su uso tiene que ver con espantar cosas: desde malos espíritus hasta mosquitos, y la cocina es de atraer, no de espantar. Sin embargo, el palo santo es muy aromático y debe este aroma a una serie de sustancias que sí son de nuestro interés en la cocina.
Nos referiremos al Palo Santo (Bursera graveolens) y no al Caqui (Diospyros kaki). Trabajaremos con el palo santo que usualmente se quema.
Quizá su uso más simple es como tisana, haciendo hervir palitos de Palo santo en agua por quince minutos, endulzando y bebiendo la infusión resultante, y se recomienda “para la gripe, la tos y el asma” es decir, tiene una afinidad respiratoria. Nosotros no sabemos sobre sus supuestas propiedades medicinales: nos interesa desde un punto de vista meramente gastronómico.
Contiene una serie de aceites esenciales que nos pueden sonar conocidos: limoneno, terpineol, carvona, entre otros que nos hablan de pino, de limón y de alcaravea. Contiene también mentofurano, que es un compuesto tóxico, por lo que es conveniente utilizarlo con moderación.
Estamos usando el extracto de Palo Santo para saborizar preparaciones dulces, tales como helados, cremas y tortas, y la verdad es que es un ingrediente interesante. Aún no encontramos ni se nos ocurre nada interesante para usarlo en preparaciones saladas, pero apenas se nos ocurra, te contaremos.
Extracto de Palo Santo
Para utilizar el Palo Santo en la cocina lo que hacemos es preparar un extracto alcohólico, que es muy simple y sólo requiere un poco de paciencia.
Ingredientes
- Media taza de trocitos de madera de Palo Santo
- Una taza de vodka o aguardiente neutro
Procedimiento
- Mezclar la madera con el alcohol
- Dejar reposar en un recipiente hermético por una semana en la oscuridad
- Filtrar y guardar en el refrigerador
Si dejamos la madera en el licor por mucho tiempo, el extracto se volverá amargo. Este es uno de esos casos donde la máxima de “más es mejor” no funciona.
Podemos utilizar nuestro extracto en una serie de preparaciones. Por ejemplo, en un almíbar para mojar el bizcocho de una torta, o en un helado al que le añadimos dos cucharadas soperas del extracto a nuestra crema inglesa y luego congelamos. El límite lo pone el ensayo y error. La idea es que sea un sabor de fondo, no una presencia que ahogue todos los sabores, que dado lo aromática que es la madera, es un riesgo que podemos correr.
Está interesante este extracto. Si te animas y lo usas, por favor cuéntanos en los comentarios.