La búsqueda del pie de limón es imperecedera, y últimamente nos ha dado por experimentar. Muchos de esos experimentos no los verás nunca, pero algunos –como este– son dignos de ser publicados.
Ese pie es rápido y sin horno (si omitimos el detalle de la pasada por el horno de la base de galletas), y el resultado es más fresco y ligero que el clásico –y a veces hostigoso– pie de limón de leche condensada.
Este es un pie es muy simple.
Ingredientes
- Una masa de galletas molidas, mezcladas con mantequilla y azúcar, con 20 minutos de horno a 180ºC
- Un tarro de leche condensada
- Un tarro de leche evaporada, muy frío
- 1/2 taza de jugo de limón recién exprimido.
- Ralladura de 1 limón, sólo la parte amarilla (o verde). La blanca no porque es amarga.
- Suspiros de merengue (merenguitos pequeños) para cubrir
Preparación
Para prepararlo, batimos la leche evaporada con una batidora eléctrica hasta que se convierta en una espuma de burbujitas muy pequeñas. Añadimos la leche condensada y batimos hasta incorporar.
Añadimos el jugo y ralladura de limón y batimos nuevamente hasta homogeneizar bien.
Rellenamos la masa con esta espuma y cubrimos con merenguitos pequeños.
Como pueden ver, el relleno es prácticamente blanco, lo que se escapa del amarillo intenso de los rellenos de pie de limón que llevan yemas, que es lo que suele darle el amarillo al pie, pero no por eso es menos limonoso.
Ahora sólo queda darle un par de horas en el refrigerador para que el relleno termine de solidificarse.
Bon appetit.