El pie de limón es un clásico de la repostería: un éxito seguro que tiene mayor variedad de la que creemos, por suerte.
Exploremos un poco.
Nuestra Historia
Todo comenzó con el pie clásico de leche condensada, por años el único pie de limón. Luego la Nena –que trabajaba en un colegio soi dissant británico– llegó con la primera desviación de la norma: el “pie de limón de maicena” cuyo relleno utiliza maicena, y no la reacción entre el ácido del limón y la proteína de la leche, para espesarse. Además incorpora las yemas en el relleno, lo que permite no hacer mayonesa casera para aprovecharlas. Una ganancia o una pérdida según se prefiera.
Pasaron los años, y la siguiente versión en aparecer, de la mano de la Cuqui, fue el pie de limón que combina la leche condensada con leche evaporada batida. El relleno queda espumoso, y por lo tanto ya no es ese alud de azúcar que te cae encima con cada tajada.
El siguiente fue el Shaker lemon pie, de los extintos (porque se les olvidó reproducirse) cuáqueros. Extraño a priori pero muy bueno.
Entre medio, el Lemon Curd o cuajada de limón en nuestra lengua es lo que probablemente intentaba emular el pie de limón de maicena pero en una versión menos pateadora. El Lemon Curd es una excelente alternativa de relleno de pie, y al igual que en el caso del relleno de leche condensada, es para tajadas delgadísimas.
Nuestros Pie de Limón
Aquí algunas de nuestras recetas del mencionado pie.
…y estos son nuestros pie. ¿Tienes alguna receta notable que se nos escape? ¡por favor cuéntanosla!