Es notable como algunos platos de latitudes tropicales son tan reconfortantes igualmente en días fríos.
Ayer, que se supone solsticiaba el invierno, la musa susurró “Tom-Kha-Gai” al oído.
Y fue una excelente idea.
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Dos tarros de leche de coco (me costó un poco convencer al señor que me atendió en el Los Alpes que no eran para un trago sino para una sopa (quizá el Absolut Citron con el que completé mi colección por ahora influyó en su incredulidad), una pechuga de pollo, un tarro de microchoclos, y otras cosillas.
Tom Kha Gai, gentileza de Instructables.comLlegando a casa, se pica el pollo en trocitos pequeños pequeños
Se pica un buen trozo de jengibre el láminas delgadas. En vez de ají en rodajas usé un maravilloso Locoto en polvo que me regaló Marina. Luego le añadí un poco de pasta de curry amarilla, un poco de tamarindo, salsa de pescado, unas hojitas de lima kaffir, dos tazas de agua, los dos tarros de leche de coco, corrección de sal y esperar a que hierve un rato hasta que el pollo esté hecho.
Muy buena. Capaz de reconfortar lirones, marmotas, osos, personajes de Dickens y hasta al mismísimo Capitán Scott.
