Hablar del Croque Monsieur sin hablar del Croque Madame es dejar algo incompleto, ya que son sánguches que van de la mano.
Son sándwiches muy, muy similares. La única diferencia entre ellos es un huevo frito sobre el Croque Madame. De hecho, el nombre se debe a que el huevo sobre el sándwich parece un peinado (o sombrero) de dama de inicios del s. XX. O eso dicen.
También se le conoce como Croque-á-cheval, es decir, crocante a caballo, por el huevo montado sobre el pan. Esta terminología se conserva en Argentina para denotar la posición del huevo frito.
Es nuevamente un pariente de nuestro bien conocido Barros Jarpa, esta vez con un huevo frito encima, lo que también lo acercaría al York.
Diferencias con el Croque Monsieur
Este Croque Madame tiene leves diferencias con el Croque Monsieur recientemente comentado. La salsa no es de queso, sino blanca, y tiene una delgada capa de mostaza en el interior del pan. Todas las combinaciones tienen su encanto.
Estas “leves” diferencias le dan una identidad totalmente distinta a este sandwich, fenómeno común en el arte de la sanguchología, en que el cambio de una o dos variables cambia la identidad del sánguche totalmente.
La presencia del huevo frito lo convierte en un excelente sandwich de desayuno contundente, o incluso de brunch.
Por la salsa y el huevo, este es un sandwich para ser consumido con cuchillo y tenedor (si no, imagínense el chorreo de salsa y de yema de huevo), con lo que se aleja de la idea original de John Montagu.