La hamburguesa con queso, conocida por su nombre en inglés de cheeseburger es un acierto, una versión menos consistente del barros luco, y sus variaciones no dejan de ser interesantes.
Una que probamos el otro día en casa, ya no recordamos si fue inspiración directa o la vimos por ahí (más probablemente esto último) fue esta hamburguesa con queso derretido, cebolla acaramelada y queso azul.
Deliciosa.
Utilizamos pan de hamburguesa comercial, de una buena marca que nos gusta mucho: blando pero resistente a los ingredientes más líquidos, y sin ese dejo dulzón de pan comercial que es un poco desagradable.
Las hamburguesas fueron hechas en casa: sólo carne molida y sal. Sin adornos.
El queso, una especie de mozarella sin mucho carácter pero de muy buena fusión.
Cebolla pluma caramelizada en casa.
Queso azul sin cicatería pero sin exceso.
Una hamburguesa maravillosa. No quiere nada más como ingrediente. Es más. No se nos ocurre ninguna adición que no sea contraproducente. El único cambio que haríamos sería tostar las caras internas del pan antes de armar el sánguche.
No olvides que el día del cheeseburger es el 18 de septiembre. Fecha difícil si eres chileno.