En otro post, Carlos Riquelme comentaba de por qué cuando la entidad demiúrgica que convierte los ingredientes informes en un sánguche es hombre, se le denomina maestro, y cuando es mujer se le denomina tía.
Sexismo, decimos a coro.
Pues bien: el otro día en el Mesón XPress pedí un as queso, y el garzón gritó con voz estentórea:
“¡Maestra, un As queso!”
Como veis, se puede.
Jaja, excelente.
Una amiga me hablaba de que la diferencia radica en representaciones sociales del rol que el hombre y la mujer juegan en nuestra cultura y en la cocina. Así, el hombre representa autoridad y la mujer cercanía y cuando el hombre cocina se le considera talentoso mientras que a la mujer que cocina se le percibe cariñosa.
La próxima vez que pase por la fuente alemana voy a preguntarle a las maestras qué piensan sobre el tema.