Sea Navidad, Año Nuevo, o incluso Día de Acción de Gracias si vives en los Estados Unidos o te crees de allá, hay momentos en la vida en los que nos vemos enfrentados a las sobras del pavo. En nuestro caso fue un pavo de Año Nuevo.
Doramos el pavo en la sartén, con un poquito de la salsa que se hace con los jugos del pavo, doramos también el pan de molde (la sartén es grande) y derretimos el queso en la misma sartén.
Un punto importante es utilizar la salsa del pavo para impedir que el sánguche quede seco. Un queso blando que se derrita bien es también importante.
Con ello armamos un excelente Pavos Luco (acariciamos la idea de ponerle apóstrofe, pero la desechamos por cursi).
Por supuesto, ya no sobra pavo, razón por la que esperaremos hasta la próxima festividad con pavo para probar una nueva iteración.
Será hasta entonces.