Leíamos un artículo muy interesante sobre la dieta Victoriana. Inglaterra entre los años 1850 y 1870, entre la escasez de la década de 1840 y la llegada de los primeros productos refinados a escala industrial (sal, azúcar y harina en cantidades industriales).
Puntos de interés son:
- Aclara que la esperanza de vida de la época se veía afectada por una altísima mortalidad infantil debida a enfermedades, por lo que compara esperanzas de vida al nacer no ayuda mucho. Al comparar las esperanzas de vida sobre los 5 años da un panorama bastante parecido a la esperanza de vida de hoy en día.
- En la época victoriana la gente se mantenía activa y productiva hasta sus últimos días de vida. Hoy en día la gente pasa cerca del último 10% de su vida en un estado de “dependencia médica creciente.”
- Las clases pobres comían en forma saludable (cucina povera)
Esta “dieta victoriana” consistía en:
- Muchos vegetales, en que los tubérculos proveían gran parte de la energía, ya que el pan era comparativamente caro. Mucho repollo, mucha betarraga, alcachofas de Jerusalén (o tupinambos), zanahorias, cebolla, y estacionalmente arvejas, frejoles, lechuga y berros.
- Frutas: manzanas, cerezas y otras frutas estacionales. La fruta confitada se utilizaba como saborizante y como colación.
- Frutos secos: castañas, avellanas, nueces, etc. según estacionalidad
- Pescados y mariscos. El arenque fresco o ahumado/encurtido era muy popular, y se consumían muchos mariscos también. El pescado blanco era más caro y menos abundante.
- Carne una vez a la semana. Los más pobres comían carne tres o cuatro veces al año.
- Era común tener un par de gallinas en casa, por lo que se disponía de una docena de huevos a la semana, aproximadamente.
- Se tomaba poca leche, pero el queso era una fuente de proteína común entre la clase trabajadora. Se preferían los quesos duros por su duración.
- Se bebía cerveza en abundancia, de un grado alcohólico inferior al actual (2 a 3% contra 5%) y los destilados se consumían poco.
Si se pone de moda esta dieta, podría resultar en un resurgimiento de la cocina británica que tan mala prensa tiene, y bueno, el resto es economía y sentido común.
El problema es que no me gusta la betarraga, y la comían todo el año.