Recibimos la visita de nuestro amigo Marlon, quien, entre otras prendas del espíritu tiene la de ser colombiano. Hablamos largamente de cocina, y terminamos preparando aborrajados.
Imaginen que son como una versión de las papas rellenas, pero con plátano de freír.
Todo comienza tomando un plátano maduro y partiéndolo en tres.
Procedemos a freírlo lentamente hasta que esté dorado por fuera y blando por dentro.
Los dejamos reposar hasta que podamos manipularlos sin quemarnos, y procedemos a aplastarlos entre dos hojas de plástico de cocina. Una vez aplastados hasta convertirlos en un círculo de unos 15 cm. de diámetro y ni muy grueso ni muy delgado, montamos el relleno. En este caso, el relleno es queso fresco y dulce de guayaba (queso campesino y bocadillo en terminología colombiana, me informan). También vimos versiones sin dulce de guayaba pero nos informan que no son todo lo canónicas que podrían ser.
Luego lo cerramos sobre sí mismo, cuidando de que el queso no tenga por donde escapar.
El siguiente paso es preparar un batido como de panqueques con 100 grs. de harina, 1 huevo, una cucharada de azúcar, 1 cucharadita de sal, aprox. 1/2 taza de leche y algo para darle color, como achiote.
Cubrimos los plátanos rellenos con este batido, cuidando de que queden bien cubiertos, y de vuelta a la fritura. Freímos hasta que el batido esté dorado.
Nos los podemos comer calientes, tibios o fríos.
Estos son unos aborrajados medianamente canónicos de Cali, pero a nosotros se nos ocurre una serie de herejías con ellos.
Veamos qué aparece en este mismo sitio.